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| Tema: Después de 100 años, adiós a Standard Oil Dom Mar 20, 2011 4:28 pm | |
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- Fin de una relación que tuvo abundantes momentos ríspidos: a punto de cumplir 100 años en la Argentina, la Esso, continuadora de la mítica Standard Oil of New Jersey, anunció su retiro del mercado de combustibles del país. Vendió su refinería de Campana y su red de estaciones de servicio, las únicas posesiones que conservaba. Las compró Pan American Energy, una firma formada por Bridas (flia. Bulgheroni) y la petrolera estatal china Cnooc.
A meses de cumplir 100 años de presencia en la Argentina, la Esso, continuadora de la mítica Standard Oil of New Jersey, anunció su retiro del mercado de combustibles del país. Vendió su refinería y su red de estaciones de servicios.
La Standard desembarcó en la Argentina en 1911, el mismo año en el que la firma fundada por John D. Rockefeller fue obligada por la Suprema Corte de los EE.UU a disolverse y fraccionarse en 34 empresas. Una de las ellas, la Standard Oil of New Jersey, ingresó con su marca WICO al entonces atractivo mercado argentino de combustibles líquidos, con importaciones y producción propia procesada en su refinería de Campana. Algunos años después, tomó también posiciones en exploración y producción de petróleo en varias provincias, principalmente en Salta.
Para la historia de la industria petrolera argentina, la retirada de la Standard Oil resulta una operación con enorme carga simbólica.
En 1913, pocos años después del hallazgo de petróleo en Comodoro Rivadavia, el ingeniero Luis Huergo, designado por Roque Sáenz Peña al frente de la Comisión Explotadora del flamante yacimiento estatal, embistió contra Standard en un memorando de gran repercusión que alertaba sobre los peligros de la expansión de la empresa en el país. "Los actos de la Standard Oil son juzgados en todas partes como actos de piratas usurarios, despiadados, capitaneados por un ex sacristán que empezó por llevar a la ruina y a la desolación a millares de familias de sus propios conciudadanos... que tiene en jaque al Gobierno y a las instituciones de su propio país, y que introduce la corrupción, la guerra civil y a la ruina nacional en otros países", decía.
En la década siguiente, fue el coronel Enrique Mosconi quien tomó la posta en la lucha contra la Standard Oil. Pocos meses antes de ser designado por el presidente Marcelo T. de Alvear al frente de la explotación estatal (ya conocida como YPF), Mosconi vivió un desagradable incidente relatado en su libro El Petróleo Argentino.
En agosto de 1922, Mosconi ordenó la compra de combustible de aviación WICO, y ante la negativa de la empresa a venderle al Estado argentino de otra forma que al contado, el coronel visitó en persona a su gerente local. El joven ejecutivo de la WICO, "cuya opulencia rubricaba un cigarrillo de dimensiones extraordinarias", no aceptó modificar las condiciones de venta, humillando al futuro presidente de YPF. "Allí, en el mismo escritorio, me propuse, juramentándome conmigo mismo, cooperar por todos los medios legales a romper los trusts", escribió Mosconi.
La batalla de Mosconi La batalla de Mosconi contra la Standard Oil se desarrolló a lo largo de los años 20, y tuvo al territorio salteño como escenario principal. Con el apoyo de las familias tradicionales que gobernaban Salta, y amparada en la legislación de Minas que otorgaba el dominio del subsuelo a las provincias, la Standard se hizo de importantes concesiones petroleras, complementarias a sus pozos en el sur en Bolivia.
Mosconi contraatacó restringiendo el acceso de la Standard a nuevas concesiones, y ofreciéndole a Salta mejores condiciones para la explotación de sus reservas. En el caso de los combustibles líquidos, Mosconi decidió disputarle el mercado argentino a la Standard a través de la construcción de una gran refinería en La Plata, que sobre el final de la década le permitió a YPF competir con su propia marca.
La batalla contra los trusts en particular contra la Standard alcanzó su clímax en la campaña electoral de 1927/1928, previa a la segunda presidencia de Yrigoyen.
El radicalismo yrigoyenista impulsó una ley de nacionalización y monopolio estatal del petróleo, y la expulsión de las empresas privadas mediante la expropiación de sus activos en el país. El proyecto se aprobó en Diputados, pero nunca logró la sanción del Senado.
El golpe de septiembre de 1930 acabó con la gestión de Mosconi, y el proyecto legislativo de nacionalización y monopolio estatal se archivó. Sin embargo, sería justamente en los años 30 cuando YPF, bajo la conducción del ingeniero Ricardo Silveyra, lograría derrotar a la Standard Oil. En Salta, la combinación de decretos de reserva territorial que impidieron la expansión de la Standard, y agresivos convenios de YPF con la provincia, estrangularon a la compañía americana, cuya producción cayó de un máximo de 300.000 metros cúbicos de petróleo en 1934 a 120.000 metros cúbicos en 1943. En el mismo período, la producción de YPF en Salta se multiplicó por diez. La petrolera estatal comprometió pagos en efectivo y un 12% de regalías sobre la producción y construyó una refinería en la provincia.
En el segmento de la refinación y venta, las dificultades de YPF para ganarle mercado a la Standard comenzaron a resolverse con la intervención del presidente Agustín Justo, quien en 1936 le otorgó a la petrolera estatal el control de las importaciones de crudo y derivados. Con esa poderosa herramienta, YPF impuso convenios con sus competidoras privadas que le permitieron ampliar su participación en el mercado de naftas del 28% al 48%, alcanzando por primera vez el liderazgo en las ventas.
El impetuoso avance de YPF dejó a la Standard en una posición incómoda. En 1936 negoció con la estatal la venta de sus activos locales y su retiro total de la Argentina. El acuerdo de venta, que, como el del 2011, incluía la refinería de Campana y la red de estaciones de servicio, se firmó el 31 de diciembre. La conducción de YPF lo hizo público, y se ufanó ante la prensa: "No deja de ser halagador para nuestro país señalar que en la historia del petróleo es la primera vez que la Standard Oil, cuyo poderío universal es notorio, cede una plaza comercial antes conquistada".
Justo respaldó el acuerdo con un decreto presidencial. Pero el contrato preveía una ratificación legislativa que nunca llegó, y en febrero de 1937, la Standard se valió de esa cláusula para rescindir lo.
La Standard, que poco tiempo después adoptó el nombre Esso, mantuvo sus operaciones en la Argentina por muchos años más y participó en los grandes hechos de la zigzagueante historia de la política petrolera. Negoció contratos con Perón en 1954/55; participó de la apertura a la inversión privada del presidente Frondizi, y de la posterior anulación de los contratos dispuesta por Illia. Sufrió la nacionalización de las bocas de expendio resuelta por el peronismo en 1974, y se benefició con la reversión de la medida dispuesta poco tiempo después por la dictadura militar; participó en el Plan Houston alfonsinista de los ochenta, y en las reformas menemistas de los noventa.
Estrategias globales En este siglo, lejos de provocar las pasiones que supo generar en la primera mitad del siglo XX, la filial argentina de la Standard pasó prácticamente desapercibida. Su participación de mercado limitada en refinación y marketing, y prácticamente nula en exploración y producción la marginó a un papel secundario en la escena petrolera local. Quizás por ello, y por el impacto de sus estrategias globales, Exxon Mobil decidió finalmente retirar a la Esso de la Argentina.
Han pasado muchas décadas desde aquella frustrada venta de la Standard de 1936. En estos días del siglo XXI, si Mosconi y sus compañeros de ruta pudieran leer los diarios que dan cuenta de la operación, la recibirían con una sonrisa.
Les resultaría más difícil de entender, sin embargo, que esta vez el comprador no es YPF, sino una pujante empresa formada por una ex contratista de la estatal, y una mega corporación petrolera china. | |
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