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| Tema: [21/03/2011] 09:52 am]Barbarie y muerte Lun Mar 21, 2011 9:53 am | |
| - Citación :
- 21/03/11 Ramón Aramayo, un hincha de San Lorenzo de 36 años, falleció antes del encuentro con Vélez en un confuso episodio con la Policía. Hubo incidentes en la cancha y el árbitro Pezzotta suspendió el partido.
LO PREVIO. VARIOS EFECTIVOS POLICIALES SE LANZAN ENCIMA DE RAMÓN ARAMAYO PARA CONTROLARLO. LUEGO EL HINCHA DE SAN LORENZO SE DESPLOMÓ Y MURIÓ. La muerte de Ramón Aramayo en Liniers fue el triste y vergonzoso resultado de una tarde cargada de violencia y furia, donde la locura volvió a escribir un capítulo sangriento en la negra historia del fútbol argentino. De nada sirvieron los ánimos de paz que promulgaron los presidentes de Vélez y San Lorenzo en la semana. Porque la intención de lastimar al otro fue el emblema bajo el cual los vándalos se plantaron. Los de Vélez, con la venganza de la muerte de Emmanuel Alvarez (en 2008) como su grito de guerra ; los de San Lorenzo, buscando una salida violenta a un hecho sobrepasado de desprecio por la vida humana; y las autoridades policiales, por no hacer lo que su condición manda: proteger a los ciudadanos.
Aún sin una confirmación por parte de la Justicia sobre la causa de la muerte del hincha de San Lorenzo, las versiones sólo coinciden en un punto: Aramayo, de 36 años, tuvo un fuerte cruce con la Policía en el control de acceso al estadio (su mujer, Mabel Flores, describió que no tenía entrada y que llegó sobre el comienzo del partido) y recibió, según testigos, agresiones por parte de la Policía, que ya lo había demorado y esposado. Tras ese hecho, Aramayo se descompensó y falleció por un paro cardiorrespiratorio.
Igualmente, desde la morgue judicial no emitieron un comunicado oficial.
Pero aún sin conexión con la muerte, la tarde ya había comenzado con aroma trágico. Faltaba una hora para el inicio del partido, cuando en la esquina de la avenida Juan B. Justo y Gallardo, los hinchas de Vélez encontraron el eslabón débil de un operativo policial compuesto por unos 700 uniformados a disposición. En esa intersección, a 200 metros del ingreso del público visitante, más de 100 hinchas locales aprovecharon que había sólo seis policías controlando ese acceso y emprendieron su búsqueda violenta contra dos micros que llevaban gente de peñas de San Lorenzo, que habían equivocado el camino (la parcialidad visitante ingresó por Rivadavia).
Los barras vieron su oportunidad. Tiraron las vallas de contenci ón y comenzaron con una brutal agresión ante los pocos efectivos que estaban en el lugar en ese momento. Piedras, palos y vidrios sirvieron de armas para dejar dos patrulleros destrozados y al menos cuatro policías heridos de gravedad, que fueron derivados al Hospital Churruca. Entre ellos, había tres oficiales de la comisaría 17ª, los cuales llegaron a la zona para reforzar la seguridad y fueron literalmente arrancados de los patrulleros y golpeados, mientras otros barras robaban chalecos antibalas y los radios de comunicación.
Superado ese control y con la Policía replegándose (con órdenes explícitas de no reprimir, según confiaron a Clarín ), los hinchas de Vélez continuaron en busca de su objetivo final: cruzarse con la parcialidad de San Lorenzo . Pero fue en las cinco esquinas (el cruce de las calles Barragán, Fragueiro, Reservistas Argentinos y Alvarez Jonte) en donde finalmente la fuerza policial logró evitar el choque. El accionar de la Guardia de Infantería y la Policía Montada logró que los violentos retrocedieran nuevamente hasta Juan B. Justo, donde más personas se sumaron a una batalla campal, que incluyó balas de goma de un lado y piedras en respuesta del otro. Como saldo, varios hinchas velezanos que pasaban por el lugar resultaron heridos por disparos policiales y media docena de coches terminaron destruidos por las piedras.
Al mismo tiempo, dentro del estadio, la paradoja se apoderó del micrófono de la voz oficial: “El ejemplo institucional que da el acuerdo entre Vélez y San Lorenzo por la no violencia es un mensaje de paz. Alentá sin agredir. Respetate respetando”, se escuchó mientras en la calle Barragán al 200 moría Aramayo.
La noticia corrió veloz entre los hinchas visitantes, que decidieron terminar el encuentro. El presidente Carlos Abdo lo confirmó luego en la zona de vestuarios: “Fui a la tribuna a pedir tranquilidad, pero me dijeron que había un muerto y que no iban a dejar que el partido se jugase”.
Así, la gente de San Lorenzo forzó hasta romper el alambrado y las rejas de separación en la tribuna, sin que nada ni nadie se los impidiera. Lo que vendría estaba cantado: Sergio Pezzota suspendió el partido, pero eso no terminó con la furia. Debajo de la platea Sur, los hinchas de San Lorenzo ingresaron en la pensión del fútbol amateur, depredaron y aprovecharon para agredir a los plateístas de Vélez.
La muerte de Ramón Aramayo suma luto a un fútbol enfermo. Que la reflexión no quede en un simple minuto de silencio.
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